Como mujeres hemos vivido en algún momento una situación donde nos hemos sentido invisibles por no ser escuchadas o tomadas en cuenta.
Nos hemos acostumbrado a una aparente normalidad sobre la forma de ser incluidas, especialmente en el ámbito laboral.
En uno de mis primeros trabajos en una empresa relativamente importante hubo recorte de personal y me despidieron. El director me dio la noticia y me dijo que me eligieron porque a mí me iban a mantener, pero al chico de recursos humanos no.
He estado en reuniones de trabajo donde casi todos eran hombres y donde se hacían bromas sexistas, y yo me sentía realmente incómoda. Hasta que alguien con cordura se disculpaba conmigo y ponía en orden a los demás.
Muchas veces he escuchado la frase “tenía que ser mujer”, y quien la pronuncia sigue hablando como si nada, aún cuando había mujeres presentes. Recién me pasó hace no más de dos semanas. Es una lamentable costumbre.
Pareciera evidente que las mujeres muestren torpeza o falta de talento, o que la capacidad de hacer cosas sin errores fuera exclusiva del género masculino.
¿Y qué pasa cuando contratamos un servicio y se quieren aprovechar cobrando de más porque piensan que no sabemos lo que ellos deben hacer? Desde el mecánico hasta el plomero. Alguna vez he tenido que pedir ayuda a algún amigo para que me acompañe al taller mecánico y me cobren lo justo.
El hecho de hacer diferencia entre hombres y mujeres viene desde la educación en casa. En muchas familias se hace la diferencia entre lo que haces los chicos y las chicas, como ayudar en las tareas domésticas.
Es común escuchar comentarios de personas misóginas que cosifican a las mujeres, aunque para ellos es solo una broma que no causa daño.
Nombrar con apodo a otros y hacer bromas sobre el físico, el modo de hablar o la ropa es una lamentable e insensible costumbre. Y lo peor es participar usando sobrenombres hirientes o reírse a costa de la apariencia de los demás, especialmente mujeres.
Recordemos que la misoginia está ligada a un modo de ver las cosas que se intenta compartir con los demás.
Percibir a las mujeres como objetos es una de las principales características de las personas misóginas
La desigualdad en los salarios es evidente en todos los sectores a cualquier nivel, y la parte más lamentable es cuando son mujeres quienes hacen invisibles a otras mujeres al competir en lugar de incluir, pensando que se exponen a perder si comparten.
En mi experiencia, las mujeres florecemos cuando nos reconocemos y apoyamos entre nosotras. Somos responsables, intuitivas y muy trabajadoras.
Valoremos nuestro género femenino y dejemos de ser mujeres invisibles.
8 de marzo. Día de la Mujer.
De acuerdo en todo lo que mencionas, especialmente al citar la educación en casa.
Recuerdo los molestos desacuerdos con el padre de mis hijos, cuando él se ponía a que nuestro hijo, tuviera obligaciones familiares domésticas.
Cuando Jorge, mi hijo fue a una escuela Montessori y aprendía a ser útil para sí mismo mientras aprendía a cocinar, pegar botones, hacer dobladillos, planchar, etc.
Irremediablemente tuvo que aceptar la satisfacción que Jorge mostraba al lograr por sí mismo, las tareas clasificadas como exclusivas del “género débil”.
En conclusión; el machismo inicia en el seno familiar con el “beneplácito” , sin tener verdadera consciencia sobre el daño, de las madres.
Te felicito por tus acertados comentarios.
Felíz Día de la Mujer
Poco a poco el mundo va cambiando con el ejemplo en casa y la apertura de conciencia. Te abrazo amiga y agradezco tu ejemplo y amistad.
Efectivamente es en casa donde las madres promovemos esa diferencia, pero nace de nosotras el aceptarnos y amarnos como mujeres para consideras a todos los hijos e hijas como iguales , alentando los valores de respeto y cariño entre todos.
Gracias, Gaby. No es tarea fácil, pero el amor transforma. ¡Abrazo!
Ay Rosita, esto no llega muy de cerca a muchas. Cada vez que yo escuchaba comentarios, especialmente de mujeres, señoras que justificaban a sus machitos y los educaban para que al crecer fueran servidos y a sus hijas para servir. Yo soy hija de una mamá soltera que tuvo que hacer tremendas maromas en la vida desde lo del plomero y el mecánico hasta ponerse al tú por tú con vecinos, colegas y hasta parejas que la amenazaban a ella y hasta a mí. No estamos ni cerca del fin de la lucha pero me lleno de alegría y esperanza de leerte y de sabernos acompañadas entre nosotras.
Si, la formación empieza en casa. Gracias por compartir. Mi admiración para tu mamá y mi cariño para ti siempre.
Vivan las mujeres