¿Qué es lo primero que hacen al despertar la mayoría de las personas? Ver en su celular sus redes sociales para actualizarse y no perderse de algo. El miedo a perdernos de algo conocido en inglés como FOMO (Fear of Missing Out), es una aprensión generalizada de que otros podrían estar teniendo experiencias gratificantes de las cuales estamos ausentes, y se caracteriza por el deseo de estar continuamente conectado con lo que otros están haciendo.
El FOMO es un término que se presenta de diferentes maneras en todos los ámbitos: al comparar nuestras vidas con las de los demás que publican constantemente en redes sociales, especialmente Instagram y Facebook. ¿Acaso mi vida es menos interesante, más aburrida? ¿No estoy viviendo mi vida al máximo por no ir a eventos donde los demás van?
En lugar de hacer cosas porque nos hacen más felices o más inteligentes, las hacemos porque todos los demás las hacen. Cuando se dice que sí a todo, no se requiere tomar ninguna decisión.
El mundo está lleno de opciones, es natural sentirnos excluidos en algún momento. Especialmente en esta era que vivimos, donde estamos expuestos constantemente a la interconectividad, el acceso a la información y las redes sociales.
¿Quieres saber tu nivel de FOMO? Da click en el test (en inglés) que creó Patrick Mc Ginnis, autor del libro Fear of Missing Out: Practical Decision-Making in a World of Overwhelming Choice
Existe también el miedo a las mejores opciones o (FOBO (Fear of Better Options), que se relaciona con el miedo a no tomar la mejor decisión, a perdernos de algo pero por nuestras elecciones.

El FOBO evita que te comprometas con cualquier elección en caso de que surja otra oportunidad mejor. Así, te encuentras alargando los procesos de toma de decisiones (tanto para las grandes como para las pequeñas) durante el mayor tiempo posible. Luego, en el último momento, eliges lo que más te conviene, sin tener en cuenta los efectos que tu comportamiento tiene en los que se ven afectados por tu indecisión, ya sea tu familia, amigos o colegas de trabajo.
Todos los días tomamos miles de deciciones: qué ruta elegir al manejar para llegar a una cita, empezar algo nuevo hoy o dejarlo para mañana; levantarnos temprano para hacer ejercicio o no, comer algo saludable o pasar por unas papas fritas a Mc Donalds.
Cuando te enfrentas a estas decisiones, las pasas por varias lentes: tu experiencia vital, las decepciones del pasado y las expectativas tuyas y de los demás, entre otras.
Cuantas más opciones tengas, más tendrás que pensar cuando intentes tomar una decisión. ¿Y si eliges lo que no debes? ¿Y si aparece algo mejor al segundo, hora, día o mes en que has optado por otra cosa?
Lo principal que separa el FOBO del FOMO (o la mejor opción de perdernos algo), es la intencionalidad. Mientras que el FOMO es casi involuntario, con el FOBO estás haciendo una elección consciente: no hacer ninguna elección.
El FOBO o el miedo a las mejores opciones, es un comportamiento aprendido, pero también se puede desaprender. Y aunque pienses que reducir tus opciones significará que vas a sufrir, descubrirás que en realidad es totalmente liberador.
¿En este momento tienes alguna decisión que estés posponiendo por esperar algo mejor? Es tiempo de actuar.