Michigan me cambió la vida en 1998. Por la bolsa de trabajo del ITAM encontré una vacante en una empresa de tecnología llamada EMC Internacional basada en Ann Arbor Michigan, que estaba armando su equipo en México.
Un hombre de Colombia llamado Oswaldo que representaba a la empresa, me entrevistaba en el lobby del Hotel Marquis en Reforma.
Después de dos entrevistas, me avisó que estaba contratada junto con otros dos chicos mexicanos, y que es verano deberíamos viajar a Ann Arbor, Michigan donde estaban las oficinas, para recibir capacitación.
En ese tiempo era muy extraño que ibas al aeropuerto por tu boleto de avión electrónico para viajar y ver gente que solo habías visto un par de veces. Debo decir que después de eso, el viajar sin conocer detalles me ha pasado infinidad de veces.
Antes de viajar a Detroit investigué quien tenía familia o amigos en la ciudad por cualquier emergencia. Estuve un par de días visitando a la prima de una amiga antes de irme a Ann Arbor.
En EMC se representaban empresas que manejaban información en CD y suscripciones en Internet para bibliotecas y centros de investigación. Esas dos semanas fueron de capacitación y de mucha diversión: fuimos al lago, al beisbol, tuvimos parrilladas y con los colegas de Colombia todo era muy divertido.
En ese trabajo empecé mi vida de viajes. Era responsable de la zona noroeste de México, así que iba mucho a Tijuana-San Diego. Me encantaba manejar por el desierto o por La Rumorosa en la parte de México.
Conocí investigadores destacados y muchas universidades y centros de investigación. En ese tiempo me enamoré de Ensenada y de la biblioteca del CICESE, que tiene unas maravillosas vistas al mar. En realidad un colega de Boston llamado Ken fue quien me enseñó los mejores lugares para comer tacos de pescado en Ensenada.
Fui responsable de iniciar la oficina en México y organizaba eventos para clientes. Aprendí mucho en mi vida profesional en ese tiempo. Hasta de manejo de crisis, cuando nos tocó un temblor en un décimo piso y en lugar de bajar a la calle, subimos a la azotea del edificio y veíamos cómo parecía que los edificios chocaban entre sí.
Viajé con bastante frecuencia a Michigan, en el maravilloso verano y en el invierno con nieve. Conocí en Ann Arbor el mejor deli del mundo llamado Zimmerman´s, estuve en fiestas muy divertidas, aprendí a organizar información y hacer presentaciones, pero el mejor regalo fue haber coincidido trabajando con la hermana que la vida me ha regalado, mi amiga Lori.
Lori y yo hemos pasado muchas cosas juntas, viajado, reído y apoyado a pesar de estar en distancia lejos. Fue mi mejor apoyo cuando me fui a Italia, la visité en Costa Rica y seguimos compartiendo la vida. Cuando nos vemos nos gusta ir de compras y las clases de zumba. La quiero montones. Michigan me cambió la vida de muchas formas.