¿Cuándo fue la última vez que te quedaste viendo una película que no te gustaba, o seguiste usando unos zapatos demasiado pequeños porque los compraste en una rebaja? Todos hemos insistido en mantener situaciones a pesar de saber que no tienen remedio. Mantenernos abrazados a proyectos fallidos se conoce como falacia del costo hundido.
La falacia del costo hundido también se ha llamado la “ falacia del Concorde“: los gobiernos del Reino Unido y Francia tomaron sus gastos pasados en el costoso jet supersónico como una razón para continuar con el proyecto, en lugar de “reducir sus pérdidas”.
Cuanto más recursos inviertes en un proyecto (un negocio, una relación, una carrera universitaria…), más te atas a él emocionalmente y más te cuesta abandonarlo.
La falacia del costo hundido es una trampa del pensamiento que nos impide desprendernos del pasado por el apego emocional que forjamos con él. El costo hundido es una inversión no solamente emocional, sino también económica que puede conducirnos a un optimismo ingenuo.
Es frecuente atarnos a malos negocios, empleos mediocres, inversiones poco claras y relaciones tóxicas que nos quitan la energía o no nos dejan crecer, pero insistimos en quedarnos porque creemos que un golpe de suerte va a cambiar radicalmente la situación.
Cuando una decisión del pasado determina tu visión del futuro
¿Recuerdas haber tomado una decisión basada en la inversión de tiempo, energía o recursos que hiciste? Por ejemplo, terminar de leer un libro que no te gustaba porque ya llevabas más de la mitad leída, o no vender un mueble que no necesitas porque el precio que te ofrecen es mucho menor del que pagaste.
Detengámonos un momento. Recordemos que ya pagamos el precio y no lo vamos a recuperar; así que mantener una situación que no tiene sentido es querer evitar algo para lo que ya es demasiado tarde.
En el área de la economía del comportamiento se ha demostrado que los costos hundidos usualmente ejercen una enorme influencia sobre las decisiones económicas de las personas. ¿Por qué? Sencillamente porque todos odiamos perder.
Algunas recomendaciones para evitar caer en la falacia del costo hundido son:
- Recordar que el futuro está lleno de posibilidades y experiencias por descubrir.
- Crear nuestros propios límites (emocionales y económicos) sobre los que no deberíamos pasar.
- Escuchar la opinión de gente de confianza que nos pueda dar un punto de vista más racional.
- Busca siempre el lado positivo. Aunque hayas invertido muchos recursos y ya no puedas recuperarlos, seguro que has aprendido algo valioso por el camino.
En su libro The Dip, Seth Gordon menciona que si una situación no va a mejorar a pesar de que se invierta más tiempo, dinero o energía, entonces lo mejor es abandonar (sin importar cuántos recursos se lleven invertidos hasta el momento).
Siempre podemos empezar algo nuevo fortalecidos por nuestras experiencias del pasado. El futuro está lleno de experiencias y momentos maravillosos por descubrir.