Esta es la historia del tigre y los búfalos. Hace mucho tiempo en la sabana africana hubo un año con una gran sequía.
Ese año los búfalos salieron antes de la fecha usual a su migración anual y muchos animales no pusieron atención, incluido el tigre.
Una noche de luna llena estaban reunidos varios animales de la región. El pájaro Dodo, quien era el más chismoso de todos, comentó: “¿Ya saben que los búfalos salieron a su migración anual antes de tiempo?”.
En ese momento el tigre dejó de lamerse las patas y puso atención a las palabras de aquel pájaro Dodo que tantas veces ignoró por parecerle demasiado chismoso.
Entonces el tigre habló: “Pájaro chismoso. ¿Porqué deberíamos creer tus palabras si siempre cuentas historias y chismes que en ocasiones no son verdad?”
“Tigre desconfiado” -respondió el pájaro Dodo. “La sequía ha estado muy fuerte este año, y me extraña que no te hayas dado cuenta de que ha faltado alimento.
Tu mismo has perdido peso y no corres como antes solías hacerlo, conformándote con las pequeñas especies que encuentras sin demasiado esfuerzo”.
“Los búfalos han sido más listos saliendo antes de lo previsto. Te confiaste pensando que los ibas a encontrar sin problema como cada año”. Dijo el pájaro Dodo.
Mientras el pájaro Dodo seguía compartiendo chismes y los animales estaban absortos poniendo atención, el tigre se alejó del grupo hablando en voz baja: “No puedo seguir así. Tengo que recuperar el tiempo perdido y alcanzar la manada de búfalos antes de la llegada del invierno y que sea demasiado tarde”.
El tigre se detuvo en una roca y recordó la gran enseñanza de sus ancestros:
“Siempre tienes los recursos que necesitas”.
Se dio cuenta que era hora de tomar acción y no seguir procrastinando, así que esa misma noche, teniendo como compañera a la luna que iluminaba su camino, emprendió el viaje para alcanzar a la manada de búfalos.
El camino no fue fácil. Mientras avanzaba, el tigre tuvo dudas muchas dudas: pensaba si lograría alcanzar la manada a tiempo, si su condición física le permitiría llegar a tiempo sin desfallecer, si su objetivo sería posible.
Pasaron varios días, hasta que una mañana se detuvo porque la niebla tapaba su camino, y estaba en la cima de una colina. Estaba amaneciendo y se sentía el aire frío. El tigre puso atención a unas siluetas que se dibujaban a través de la niebla.
Allí estaba su anhelado objetivo: la manada de búfalos. Esa vista fue espectacular para el tigre, no solo porque había alcanzado su objetivo, sino por la transformación física y espiritual que había logrado, avanzando a paso firme y con su meta siempre presente, el tener claridad y convicción en su meta fue lo que lo hizo seguir avanzando aún en sus momentos de flaqueza.
En tus momentos de duda, recuerda la historia del tigre y los búfalos y lo importante que es dar el primer paso y avanzar, con la certeza de tener los recursos que necesitas.