Pocas personas conocen su propósito de vida o su razón de ser. Todos tenemos un talento único, algo que ofrecer al mundo. El reto está en conocerlo. ¿Dónde encontrar nuestro Ikigai?
Ikigai (生き甲斐) es una palabra o filosofía japonesa que se traduce como la razón de ser o vivir, el porqué levantarse cada mañana. Es decir, es el propósito o el sentido de vida de una persona.
El término procede de una combinación de dos conceptos:
- Iki: «vivir».
- Kai: «la realización de lo que uno espera».
La combinación de ambos, crearon el concepto de Ikigai o «la razón o propósito para vivir». El Ikigai nos propone un viaje interno de conocimiento personal para encontrar aquello en lo que somos buenos, lo que se nos da bien y nos gusta hacer.

Muchos de nosotros elegimos una profesión sin conocernos ni saber lo que nos gusta, lo que se nos facilita y lo que nos haría sentir satisfechos al desarrollarnos personal y profesionalmente, sin la certeza de saber para qué estamos aquí.
¿Vivimos o solo existimos? La diferencia está en conocer nuestro propósito de vida, algo que difícilmente se aprende en la escuela o en casa.
Todos nacemos con talentos que muchas veces son evidentes, como los niños que arman con facilidad rompecabezas o destacan desde pequeños en algún deporte.
Otras veces esos talentos se van encontrando conforme pasa el tiempo y descubrimos las posibilidades que existen a través de lo que aprendemos en la escuela, lo que leemos, lo que vemos en casa, lo que compartimos con los amigos y lo que aparece en los medios de comunicación.
Existe una misión más elevada para cada uno de nosotros y la clave está en encontrarla.
Yuimaaru: el beneficio de pertenecer a una comunidad
Uno de los componentes clave de esta filosofía del Ikigai es el sentimiento de grupo o comunidad. Ayudar a otros te hace sentirte útil, algo muy importante para ser feliz.
El voluntariado es una maravillosa opción de mejorar nuestras comunidades al mismo tiempo que damos sentido a nuestra vida, sintiéndonos plenos y que dejamos una parte de nuestro legado. Además, aumentamos nuestra esperanza de vida. ¿No es maravilloso?
Ikigai en el mundo laboral
Pasamos la mayor parte de nuestra vida trabajando y muchas veces haciendo algo que no nos gusta. Cada día más personas buscan aplicar el concepto de Ikigai al mundo laboral. Y de aquí también viene el auge del emprendimiento.
A través de un proyecto o negocio, puedes canalizar tu pasión dedicándote a ayudar a otras personas. La remuneración económica te llenará mucho más porque te sentirás realizado.
Ikigai es sinónimo de sentir alegría, satisfacción y equilibrio en todos los aspectos principales de nuestra vida: nuestro «yo», la familia y el trabajo. A veces se separan y es cuando se produce una brecha que nos proporciona sentimientos de frustración.
El Ikigai debe formar parte de tu vida y conectarlo todo con sentido.
¿Dónde encontrar nuestro Ikigai?
El problema muchas veces está en las creencias limitantes, que nos hacen creer que no tenemos ninguna habilidad o pasión, ninguna misión en la vida.
La buena noticia es que existen diferentes acciones que podemos implementar desde este momento para despejar el camino a encontrar nuestro Ikigai. Seguramente varias de ellas ya las conoces:
- Hacer las cosas sin prisas, tomando la vida con calma
- Vivir el presente, dejando de lamentarnos por el pasado o preocuparnos por el futuro
- Dedicar un momento todos los días para agradecer lo que recibimos
- Reconectar con la naturaleza
- Sonreir
- Rodearnos de buenos amigos y pasar tiempo con ellos
- Al comer, ingerir menos cantidad de alimento quedandonos con la sensacion de que podríamos comer más
A continuación les comparto una pequeña historia que explica lo que es descubrir el Ikigai:
En una minúscula aldea japonesa una mujer se debatía entre la vida y la muerte. De pronto tuvo la sensación de ser separada de su cuerpo y subida al cielo, donde creyó escuchar la voz de sus antepasados.
¿Quién eres? – le dijo una voz.
Soy la mujer del tendero – replicó ella.
Yo no te pregunté de quién eres mujer sino quién eres tú.
Soy la mama de tres hijos, contestó.
No te solicité que me contestes cuántos hijos tienes sino quién eres.
Soy una maestra de colegio.
No quiero saber cuál es tu profesión, sino quién eres.
La mujer no parecía dar una contestación adecuada a la pregunta, hasta que dijo:
Soy quien se despierta cada día para cuidar y amar a mi familia y ayudar a que se desarrollen las mentes de los niños en mi escuela.
Con esa respuesta aprobó el examen al que fue sometida y fue enviada de vuelta a nuestro mundo.
A la mañana siguiente se despertó sintiendo un profundo sentido de significado y propósito: había descubierto su Ikigai.
El hombre se autorrealiza comprometiéndose a cumplir el sentido de su vida.
Victor Frankl