Acabo de ver la película Vivir protagonizada por Billy Nighy y ambientada en Londres en 1953. Es una película exquisita que trata de la historia de Williams, un hombre común que ha trabajado de manera ininterrumpida en una oficina convirtiéndolo en una persona aburrida. Al recibir un diagnóstico médico irremediable se pregunta: “¿Cómo llegué hasta aquí?”
¿Alguna vez te has hecho esa pregunta? ¿Estás dónde quieres estar? Ya sea un trabajo, una relación, o incluso el lugar donde ahora vives. Si pensamos en lo que queríamos hacer y lo que hacemos ahora, posiblemente algunos sueños se hayan cumplido y otros no. Con la vida demandante que tenemos no nos damos cuenta que dejamos de vivir y solo existimos, consumidos por las preocupaciones y los deberes mientras el tiempo sigue pasando. Llega el lunes y ya queremos que sea viernes, haciendo lo posible por sobrevivir la semana entre el trabajo y la vida personal.
¿Porqué nos sentimos tan agotados?
Vivimos en un tiempo donde lo inmediato prevalece. La comida no nos sabe. Estamos en una reunión y en lugar de escuchar con calma, estamos pensando en lo que vamos a responder. Llegamos a un lugar y ya nos queremos ir. Queremos ser más productivos, destacar, ser mejor que los demás, hacer varias cosas al mismo tiempo para mostrarnos que sí podemos. Y por supuesto estamos agotados porque además no descansamos lo necesario. ¿De verdad necesitamos ver ese capítulo de la serie de Netflix? Tenemos que tomar varios cursos en el mismo periodo para avanzar más rápido en nuestro crecimiento personal?
El personaje de Williams había olvidado la alegría de ayudar, de disfrutar de lo que la vida le presentaba. Incluso no sabía comunicarse con su propia familia, porque los veía ocupados con sus otras cosas. Se dice que Steve Jobs dijo esto poco tiempo antes de morir:
Tengo el dinero para contratar al mejor en la tarea que sea, pero no es posible contratar a alguien para que cargue mi enfermedad.
Te invito hoy a hacer algo que te alegre el corazón, reconectando con viejos amigos y buscando conocer nuevos amigos. Recordemos que lo que hacemos por los demás al compartir nuestro tiempo y talentos es el mejor legado que podemos dejar.